Nietas de Hespero, e hijas de Atlas y de Hésperis. Comúnmente se habla de de tres: "Eglé, Aretusa y Hesperia" (a las que a veces se añade otra: Criteria). Cuando Hera se casó con Zeus les dio manzanos cuyos frutos eran de oro. Estos árboles fueron planteados en el jardín de las Hespérides, bajo la custodia del dragón Ladón, hijo de la Tierra. Este horrible dragón tenía 100 cabezas y daba a la vez 100 distintas clases de silbidos. La diosa Discordia se valió de una de aquellas manzanas para dividir a los dioses , e Hipome amansó con las mismas la fiereza de Atlante.
Las Hespérides tenían voces que encantaban, turbaban los ojos de quienes las veían, con sus instantáneas transformaciones. Euristeo envió a Heracles (Hércules) a buscar aquellas manzanas y éste se dirigió a las ninfas que habitaban cerca del Eridan para saber dónde moraban las Hespérides, hasta que por fin Prometeo le enseñó el lugar y le instruyó sobre lo que debía hacer. Heracles se transladó, pues , a Mauritania, mató al dragón y llevó a Euristeo las manzanas de oro. Esta fábula de las Hespérides se desarrolla como un cuadro de los fenómenos celestes, en el que las Hespérides son las horas de la tarde ; el jardín es todo el firmamento y las manzanas de oro son todas las estrellas que lo componen. El dragón es el zodíaco o el horizonte que corta el ecuador en ángulos oblícuos. Y Heracles es el sol que roba las manzanas de oro, es decir, que cuando aparece el astro rey hace desaparecer del cielo a todos los demás astros.
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